Una foto y un ladrillo

I,
Encerrado en una desolación
parecida al tiempo,
donde ya no puedo recordar
caricia alguna;
donde descubrí que los recuerdos
también tienen sentidos, tienen emociones.

A veces siento pena por mí, y más aún
por esos presagios que empiezan a cumplirse.

Las más, siento culpa por los otros,
y me insulto sin parar
al darme cuenta de que sigo siendo
tan, tan simple.

II,
Sabiéndome perdido a la inercia
sólo queda apurar el paso;
convencido de que, soltando
dos o tres sentimientos para siempre
más liviano puedo recorrer
ese camino que ya, no me trae sorpresas:
el camino directo (y sin fantasmas)
hacia el mismo muro
tantas veces imaginado.

Tantas
que me creo tener
una foto
y un ladrillo
guardados por ahí.


.

El amor es una estrella negra

fuera de la habitación,
sólo alguna luz que olvidamos apagar;

dentro, sólo un abrazo:
un abrazo que no era infinito;
era eterno, porque lo eterno llevo en sí algo humano
y más positivo (pero tampoco tanto);

un abrazo entonces eterno, que duró lo que el sonido de una canción;
tan pegados que entre medio se escaba un resplandor;

hace años que no vuelvo a escucharla,
y no me pidan que lo vuelva a hacer:
el amor quedó suspendido esa noche
como una estrella negra
a través del agujero que hay en mi techo;

y sólo fue un abrazo