Cigarette, s'il vous plaît

I,
¿Qué te hace sentir
que no vale la pena entregarse
a los cuervos?
(o a los gusanos de la madera,
para no empezar con poesía berreta)
Ni a los traidores ni al destino.

¿Qué te hace pensar en la tristeza,
la de los domingos,
como en una costumbre?
¿Qué te ayuda a volver airosa,
humana y cuerda?


Un cigarrillo, por favor...
Tengo que contarte una historia,
una que me toca de cerca...



II,
¿Llegaste a pensar en la poesía?
Si imaginaste que no tiene límites;
si viste la música y sus imágenes;
si soñaste con que fueran gobierno;
si tenés esperanza,
entonces...

Sabés que a veces pienso ciertas cosas,
cosas que me ayudan.
A veces en la inocencia;
en la esperanza también.
Otras en la irreversibilidad
de la lucha de clases.

Pero más que nada en la inocencia.


¿Algo te ayuda?
Que bien, yo... yo no creo mucho en lo que digo...



III,
Es casi mágico, algo que hacés, digo.
Me hacés creer que te importa esto,
que no es un bodrio,
sino que es bello y... ¿estás dormida?
ah... no, nada.

Que no necesitás que te cuente nada.


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