San Telmo

Hoy San Telmo, pero no se si me animo.
Hoy no te encuentro, te camino, sí, pero no te encuentro.
Derecho por aquella, doblo en la otra.
Siempre las veredas tuyas, si, tuyas;
las veredas tuyas en las que sólo entran dos
si somos amantes; pero no te encuentro...

Vuelvo a doblar y ahora la sed, esa:
la que el agua no sacia.
Puerta de madera, tallada ni en este siglo
ni en el que nací; pero no, no se, creo que no...
Allí la barra, trillizas con la puerta y la pinotea... puede ser...
La bebida, fría y espuma, tirada y cerveza
venida de países sin verano.
Por allí la charla, se ve como de bar de San Telmo,
con el frío de afuera, igual la cerveza;
pero ese idioma no lo conozco. Hoy no te encuentro.

Elijo cualquiera con nombre que sepa pronunciar,
para no pasar vergüenza, ¿vió?
Con mi vaso con manija me siento al fondo,
no tan al fondo, porque al fondo la pensión, casi pensión.
Hoy no te encuentro, San Telmo.

No encuentro a mis inmigrantes abuelos, de lucha.
Estos son otros, de ducha. Y baño privado, please, of course, good bye.

Cinco tragos, dos cortos, tres largos, y me largo;
me confundo, cierto, ya pagué, ahora se estila por adelantado.
Se perdió: la cuenta, el mozo, la charla, el chiste, el clima, la propina, me voy.

Así, ruidoso, salgo, puerta, frío, salgo.
Reanudo el paso, un paso, me detengo.
¿Enfrente? Casa gris, ventanas largas y balcón.
Soga, sabana, camisa, camisa, pantalón, broches.
Todo así, casi obsceno, bello, en la soga;
en el balcón, ventanas largas y casa, tomada.
Salgo a tu encuentro, San Telmo

No hay comentarios:

Publicar un comentario